El planteamiento que quiere Pedro Sánchez difiere totalmente de la intención del grupo izquierdista de entrar en el Ejecutivo.
Encontrar apoyos para que Pedro Sánchez sea investido presidente del Gobierno no va a ser algo fácil. A pesar de que el líder el PSOE, y actual ganador de las elecciones generales del pasado 28-A, quiere intentar gobernar en solitario, con ministros socialistas e independientes, pero sin que otros partidos políticos lleguen al poder, no lo va a tener fácil.
La negociación con Unidas Podemos, partido más afín a Sánchez en estos momentos, tiene un claro objetivo y lo que ofrece Sánchez, un pacto sobre programa pero no un Gobierno de coalición, choca con la intención del partido morado. Eso significaría que el apoyo está en el aire. Por ahora, ya que, como se sabe, ningún partido quiere prometer nada hasta los resultados de las elecciones del 26 de mayo.
Por ahora, los movimientos del presidente del Gobierno en funciones no han agradado demasiado a la izquierda, y han desconcertado a los partidos centroderechistas. Y es que Sánchez ha convocado para el lunes al líder del Partido Popular, Pablo Casado, para una reunión; al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, para el martes; y, para ese mismo día, pero por la tarde, al líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias. Sigue así el orden de la representación parlamentaria según los escaños que ha obtenido cada partido.
Aunque para Casado y para Rivera la reunión les sorprende, desde fuentes de La Moncloa piden que se recuerde que Pedro Sánchez había asegurado en campaña, e incluso la noche del domingo una vez se supo quién era el ganador de las elecciones, que llamaría a todas las fuerzas políticas. Sin embargo, por todos es sabido que las alianzas vendrán por parte de Unidas Podemos y el PNV, aunque habrá que ver el tipo de acuerdo, así como la relación institucional con PP y Cs, algo que está roto desde hace bastantes meses. De hecho, se duda que pueda llegar a algún acuerdo con Casado y, por ahora, también con Rivera.
Pero lo que despierta más expectación es la reunión del martes por la tarde con Pablo Iglesias, que ya comentó que le había sentado mal haberse enterado de esos encuentros por los medios de comunicación, y no con una llamada de teléfono. Además, tampoco le gusta estar el tercero ya que, en la llamada del domingo por la noche a Sánchez para felicitarle por su victoria, quedaron en verse pronto.
Ahora bien, al margen de ese mal comienzo, lo cierto es que el problema está ahí. Iglesias quiere que su partido esté en el Gobierno de Sánchez. Y este no quiere una coalición, sino un acuerdo sobre programa. Habrá que ver quién consigue lo que quiere.
José Luis Ábalos, ministro de Fomento en funciones y número tres del PSOE, hizo públicas las intenciones de su partido: “Nuestra intención es tener un Gobierno como el actual, en solitario, aunque con voluntad de llegar a acuerdos con otros partidos, si bien la preferencia es con Unidas Podemos, con quien ya hay una experiencia previa de entendimiento”. “Es lógico pensar que con Unidas Podemos podemos tener acuerdos con carácter programático. Es fácil llegar a esos acuerdos”. En cambio, al ser informado por los periodistas de que Iglesias quiere un Gobierno de coalición como algo imprescindible, Ábalos respondió: “Eso es una apreciación subjetiva”.
Para Podemos, la negociación ha empezado con mal pie
Unidas Podemos está molesto. La incomodidad de su líder, Pablo Iglesias, era más que evidente debido a la organización del calendario y a los invitados que Sánchez ha llamado. Por ello, dejó claro que desconfiaba de Sánchez al dar prioridad a los partidos de centroderecha: “Si se va a reunir con las derechas, vamos a saber de qué hablan”.
“Habrá presiones para que no estemos en el Gobierno. Estamos preparados para resistirlas», comentó al opinar que muchos le pedirán a Sánchez que excluya a Unidas Podemos.
Por su parte, la oferta de Sánchez la ve muy por debajo de sus expectativas ya que solo si hay un Gobierno de coalición decidirá apoyar la investidura de Sánchez.
Ya desde hoy miércoles ha empezado a jugarse en una reivindicación sindical donde CCOO y UGT han pedido un Ejecutivo de izquierdas, mientras que la CEOE ha aconsejado uno de centroizquierda, es decir, un acuerdo entre PSOE y Ciudadanos, algo que ambos líderes descartan.
Fuente: ElPaís.